Lo mágico de los inventos

El primer televisor que vi, fue cuando tenia 6 o 7 años, en casa de mi Abuela Ana en Trujillo.

A mi abuela se lo habían regalado hacía poco tiempo, y lo cuidaba como oro, no nos dejaba ni tocarlo, pero mi padre era muy pillo, y mientras salían al mercado él se quedaba con nosotros y prendía el televisor.

Aun pienso que mi padre siendo un apasionado del cine, también estaba loco por ver las imágenes.

En esos años, que nos íbamos a imaginar todos los logros tecnologicos que se iban a conseguir, por increíble que les parezca ahora a los jóvenes.

Mi padre se puso a mover los botones a su libre albedrío intentando buscar la imagen, pero claro en esos años eran televisores a tubo que necesitaban calentar. Después de tanto meneo, apareció la imagen, ¡increíble!, estábamos de pie cerca al aparato extasiados de ver como habían metido a la gente en esa caja. Yo llegué a tocar la pantalla del asombro.

De pronto ya teníamos que apagarlo, pues se calentaba y mi abuelita Ana se podría dar cuenta de nuestra pillería.

Fue un boom, todos los hogares querían adquirir uno, y claro era todo un lujo, llegando muchos a endeudarse, incluidos 1nosotros. Las marcas que recuerdo de esos años son; Phillis, Philco, Coronet, Telefuken, Samsung, Emerson, todos importados.

Ya en casa, el televisor era un mueble grande, sin puertas, ni llaves, pues también existían de ese tipo.

Los primeros meses la imagen era buena y a penas se utilizaba la antena de conejo, pero luego teníamos que estar moviendo la antena hasta ubicar el canal, muchas veces veías la televisión de pie, cogiendo la antena para no perder la señal. Lo que también se malograba rápido eran las manijas o botones, era todo un incordio. Cuando salieron las antenas aéreas se captaba mejor imagen.

Teníamos que ir tocando la parte de atrás del aparato para sentir, y si estaba muy caliente tenías que apagarlo.

Oh como recuerdo una mañana de sábado viento dibujos animados, tan entretenida e inmersa en la historia, que ni me fijé en el tiempo que había transcurrido, de pronto vi fuego, y no era de los dibujos sino del televisor que se quemaba. Me sorprendió mucho y corrí gritando ¡mamá, mamá!

Mientras ella venía del patio, yo lo único que tenía cerca era un vaso de agua con el cual, el fuego y el televisor se puede extinguieron, ja, ja, ja, ahora me río, pero no me libré del sermón por días, ni de las ganas de saber de mis dibujos animados preferidos.

El siguiente televisor que tuvimos paso varias veces por la tienda de reparaciones de electrodomésticos. Gracias a nuestro vecino del taller ubicado en la esquina de Manuel Villavicencio y Jr. Ladislao Espinar, (Actualmente Plaza Vea), el profesor Luis Suyon (QEPD), siempre nos lo reparaba.

Recuerdo también que los pocos canales que existían no emitían las 24 horas, funcionaban hasta las 11 o 12 pm. Los canales comenzaban su emisión y cerraban con el himno nacional, luego el patrón de ajuste y el programa del día.

Dedico este escrito a los escasos comerciantes que existen hoy en día, que trabajan arreglado electrodomésticos entre otros los televisores.

VAMOS A POR MÁS!

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